Como un Hidalgo

• En el imperdonable devenir de las horas,
• tu ausencia me rodea cabizbaja,
• Buscándote en cada rincón del cuarto,
• Hurgo por aquellos recuerdos, memorias que hagan brillar este eclipse que es tu lejanía.
  
  
  • Guardando las mismas puertas de las que tienes la llave, 
    sin temor a que alguien saquee lo que es tuyo,
  • Con la misma confianza que yo te veo partir, 
    perdiéndote en junglas conocidas.
    
    
  • Sabiendo que aunque camines entre miles de llamaradas, 
    no te quemarás con ninguna.
    Que aunque te rodeen riquezas, 
    No te ganará la codicia.
    
    
  • Así, yo espero, paciente
  • A que a tu vuelta pueda beber contigo del mismo cáliz
  • y volvamos a renovar nuestros votos
  • Para dormir otra noche más, susurrando suspiros y ensoñaciones

Muerto Vivo (Doble) Ft. Leonardo Rojas K.

No sé, ni sé si alguna vez he sabido,
No sentí, y sentí, si alguna vez he sentido,
Quisiera saber, si esto es carente de sentido,
Los pájaros de fuego revuelan en mi intestino.

Corriendo calmado, caminando estrepitoso,
Me caigo, siento mis vísceras y respiro,
Respiro aire, azufre, vivo y me intoxico,
Con el vino, voy dejando el piso, y cayendo al abismo.

Temo, de siempre volver a caer en lo mismo,
Entre las sombras, sintiendo el sin sentido,
No encontrar la cura, de este estado enfermizo,
Huella, Alma, Pájaro, Horizonte.

A veces pienso que muero, más sé que estoy vivo,
Sintiendo la vida, creyendo en la muerte, te veo al poniente,
Queriendo saber, si acaso, eres lo que necesito,
Espero y entiendo, que necesito lo que eres;

Entre tanta muerte y dolor, me mantienes vivo,
Sintiendo fuego en mi interior, soñando contigo,
Eres dolor tácito, tanto como amor: Luz en el camino,
Acompáñame en mi lecho, no me dejes solo, conmigo.

Es tan simple lo que necesito,
Y tan profundo, también el sueño, el sentido,
Niña, muchacha, mujer, yo te invito,
Sigamos la música caigamos en el infinito.

Fa, La, Re, Si.
Fa, La, Re, Si.

He perdido los remitentes.

Bits y clicks en el espacio han paseado por aquí,
Incontables centímetros, cientos de impulsos,
-que no logro a comprender-,
han traído ojos a pantallas.

Ya no sé de donde vienen,
No sabré de donde vinieron,
Algún día lo supe,
Hoy son solo recuerdos.

No tengo otro remedio,
Que esperar que sean los poemas, quienes los traigan de nuevo a casa.

Uno y uno.

En la inmensidad y la ausencia de astro, sin luz;
Ni calor, pues me falta tu ser armonizándose con el mio.
La suave cáscara de durazno que cubre tu cuerpo,
La promesa que guarda tu boca en susurro

Como en el soneto, me desvelo,
Como tu te desvelas, y en el fondo,
El sueño es uno,
Las dimensiones, conexas.

Amapola

Transformas la sequedad del campo, en flor de amaneceres. 
Amapola de Arrebol, Sol de buena mañana.


No podría decirte como se fue,
Un día las gotas dejaron de rodearme,
Comenzaron a caer sin verlas.
Y lo verde se hizo amarillo.


La tierra cantó desesperada con ahínco,
Descendían sin perdón los labios,
Así eran los tiempos y la función,
La casa cerró su telón mohoso.


De pronto, sin siquiera representarlo,
Una pequeña partícula de polen,
Al igual que otras miles de ellas,
Se vino a posar sobre este cardo marchito.


Una multitud de pétalos se extendieron,
La vida recorrió la esencia misma de la flor,
Y así, mi tristeza funeraria encontró,
Lo que no encontré de otras primaveras.


La tierra se nutrió de la buena nueva,
Los sueños se sintieron renovados,
Una alfombra de ternuras inundaron la llanura arenosa.


Dejó el polvo de volar por el aire, 
Calmó la sed y renovó el alma.
Llenó mi copa y sació la humedad de sus labios.


Una lluvia de abrazos hizo feliz,
Lluvia de caramelos y momentos íntimos,
Brotaron amapolas por los confines de mi fundo,
En los bolsillos, manojos de besos.


Salvaje, pero delicada, es la dualidad,
Que infunde y define a la flor pronunciada,
Que inunda cada letra de tu nombre.


Todas las dudas sobre el amor,
Se destruyeron con la letal bomba de tu suspiro,
Recostado en la almohada, en el horizonte,
El Arrebol me recuerda a ti.


Despunta el alba con noticias,
Refleja su luz en mi ventana,
Como si dos ojos me miraran,
Y me acuerdo de ti.

Transformas la sequedad del campo, en flor de amaneceres. 

Amapola de Arrebol, Sol de buena mañana.

R.-

Vía Suspiros.

Por un camino lleno de suspiros nos fuimos,

Ordenando de vez en cuando lo hecho,

Avanzando más que ir frenando mellados.

Desde el universo más solitario de mis medianoches,

Ausente de fiebres y de la no-música incesante,

Hasta el vuelo cantando cual pájaros entre flores,

Hombre y mujer, inmortales; eternos, cobijándonos en tu almohada.

Es la direccion de mi barco rescatado,

a tu porvenir mi vocabulario.

R.-

Coqueta.

Esta poesía es coqueta,

No busca llegar y plantar un beso.

Su violencia es suave, desprende aroma conforme resuenan las vocales,

Su fonética es el viaje intrigante entre la mirada y el robo de alientos,

Toma de la mano para pasear por alamedas de colores,

Susurra toques suaves,

Caricias de durazno macerado.

Cuando al fin, armonizados,

Es toda, entera, y se entrega.

Como tu.

R.-